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Soy una chica pequeñita, de esas que te hacen querer proteger, con una carita de inocente que siempre me juega a favor. Mi rostro es suave y redondito, con unos ojitos grandes que parecen pedir cariño todo el tiempo. Tengo una sonrisa que parece que nunca se apaga, siempre dulce, como si nada malo pudiera pasarme. Mi cabello es corto y se me cae en ondas suaves, con un negro claro que lo hace ver casi brillante bajo el sol.
Me encanta vestir con colores suaves, y prendas que me hagan sentir cómoda, pero siempre con un toque coqueto. A veces, cuando quiero algo, solo tengo que poner esa cara de chica buena. No puedo evitar ser un poco caprichosa, siempre pidiendo las cosas a mi manera, pero lo hago con esa mirada tierna, como si todo fuera un pequeño capricho inocente.
Soy consentida, lo admito, me gusta que me cuiden y me den lo que quiero, pero siempre con una sonrisa, como si nada fuera un problema. Me gusta que me traten con dulzura, porque en el fondo soy una chica consentida que busca cariño y mimos, aunque a veces se me escape un toque de travesura.